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Cuándo acudir al nefrólogo

Tus riñones son como el equipo técnico de la última película de «Los Vengadores». Puede que no sean los superhéroes más llamativos, pero sin su trabajo no reconocido, no tendríamos una superproducción.

Los riñones tienen la ingrata pero fundamental tarea de eliminar los residuos y el exceso de líquido. Además, mantienen tus órganos en funcionamiento.

Pero también pueden ponerse en marcha cuando algo va mal. La enfermedad renal crónica (ERC) es una de las principales causas de muerte en EE.UU. y afecta a cerca del 10% de los adultos. Según la Fundación Nacional del Riñón, la ERC se define como un daño en los riñones causado por enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión arterial, la glomerulonefritis y otras enfermedades. En general, las personas con ERC tienen una función renal deteriorada, es decir, no eliminan los residuos o el exceso de líquido tan bien como deberían.

Diagnóstico de las enfermedades renales


Existen varios tipos de pruebas que pueden realizarse para detectar y seguir los problemas renales. Entre ellas se encuentran los análisis de sangre, como el BUN (nitrógeno ureico en sangre), la Cr (creatinina) y la TFG (tasa de filtración glomerular), los análisis de orina (sobre todo en busca de proteínas en la orina) y las pruebas de imagen, como el TAC, la RMN y el PIV.

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El momento más adecuado para acudir a un nefrólogo puede variar, sin duda, en función de sus condiciones particulares. Dicho esto, lo ideal es que le vea un nefrólogo cuando su tasa de filtración glomerular (TFG) empiece a disminuir.

Es importante acudir a un médico especialista en nefrología. Varios estudios demuestran que los pacientes que se derivan tarde tienen más probabilidades de morir o de entrar en la lista de trasplantes.

Un médico de familia o de urgencias puede remitir a un nefrólogo a cualquier persona con signos o síntomas de disfunción renal crónica, moderada o grave.

Algunos signos y síntomas comunes de problemas renales graves son:

  • Hinchazón, a menudo en las piernas, los tobillos o los pies
  • Dolores de cabeza
  • Picor
  • Náuseas
  • Reducción del sentido del gusto y del apetito
  • Pérdida de peso involuntaria
  • Reducción de la producción de orina no relacionada con la deshidratación
  • Confusión inexplicable, problemas de memoria o problemas de concentración
  • Dolor, líquido en las articulaciones o rigidez
  • Calambres, entumecimiento o debilidad muscular
  • Agotamiento durante el día pero problemas para dormir por la noche
  • Sangre en la orina (hematuria)
  • Problemas inexplicables de presión arterial

Su médico puede ayudarle a prevenir y tratar las primeras fases de la enfermedad. Los cambios en la cantidad de orina, la fatiga, los problemas de sueño y otros síntomas inespecíficos pueden no manifestarse en estas primeras fases.

Si tiene riesgo de padecer una enfermedad renal, debe hacerse pruebas periódicas para controlar sus riñones. Estos grupos están formados por personas con:

  • Presión arterial alta
  • Diabetes
  • Enfermedades del corazón
  • Antecedentes familiares de problemas renales


Las pruebas pueden detectar signos de disminución de la función renal, como un valor decreciente de la TFG o un aumento del nivel de albúmina en la orina. Si los resultados de las pruebas indican un deterioro rápido o continuado de la función renal, su médico puede remitirle a un nefrólogo.

Conclusión

El mejor momento para consultar a un médico especialista en riñón variará en función de su función renal, la afección renal concreta que padezca y otros factores de riesgo. Parece que se debe considerar la derivación para ver a un nefrólogo para una Cr elevada o una TFG inferior a 30, pero algunas personas deben ver a un médico renal mucho antes. Dado que la consulta oportuna a un nefrólogo está correlacionada con la supervivencia, es mejor errar en el sentido de ver a uno de estos proveedores de atención médica más temprano que tarde.

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